El Zen en Rayuela

El objeto del Zen es devolvernos nuestro rostro original, nuestra inocencia. Sin embargo, para hacerlo, emplea procedimientos asombrosos. No vacila ante ningún método: la risa, el absurdo, la provocación, la brutalidad, y también la ternura, la compasión, lo maravilloso, la poesía, el silencio… Y a ello añade el misterio. A menudo, estamos “a punto” de comprender, ya vamos a “comprender”, y nos desconcierta, no lo captamos. En todas las formas del arte zen subsiste la parte insólita. El Zen privilegia la nota incierta, la línea quebrada, el dibujo asimétrico. Y es que una forma perfecta está cerrada, muerta. La definición clara asesina. El Zen ofrece siempre una salida por donde se deslizará la intuición, por donde nacerá la posible chispa.

Henri Brunel. Los más bellos cuentos Zen, seguido de El arte de los haikus. José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca, 2007.