Rayuela alrededor de una mesa (y II)

Mario Muchnik: Sí. ¿Por qué no damos la palabra? Aquí hay mucha gente.

Francisco Porrúa: Sí, que alguien opine.

Nieves Vázquez: Sí, creo que es el momento.

Público: Antes se ha hablado del impacto, bueno de las ventas de un libro en cuanto a la importancia, a la influencia que pueda tener y bueno, se me ha ocurrido una pregunta para el señor Porrúa, el tema de cuál fue el impacto económico, de ventas me refiero, ¿se vendieron muchos ejemplares de golpe, hubo una gran respuesta, la crítica en los periódicos del momento realmente saludó el libro como una obra que obligatoriamente había que ir a al librería a comprar? Me gustaría que comentara ese tipo de aspectos.

Francisco Porrúa: La crítica fue variada y muchas veces poco lúcida, pero de ventas y eso yo recuerdo poco, lo que sé es que fue un libro que se difundió más rápidamente que los otros libros de Julio. Rayuela en seguida se hizo un libro popular, en pocas semanas empezaron a venderse cientos de ejemplares. Pero la crítica fue ambigua, hubo algunos que no entendieron absolutamente nada, es decir, que no entendieron sobre todo el significado profundo de la obra y de qué modo estaba unida la presentación del libro, es decir, ese modo fragmentario, ese modo un poco...

Mario Muchnik: Rayuelesco.

Francisco Porrúa: Rayuelesco del libro. No entendieron que eso correspondía al fondo del libro, no entendían que eso era el libro mismo. Se dijo que era una especie de juego intelectual del autor y cosas similares. Pero de todos modos yo comprobé inmediatamente que Rayuela se abría paso entre los lectores conscientes y que se convertía muy rápidamente en el libro que es ahora, en eso no hubo dilaciones, no fue una obra que tardó mucho en conocerse, no, fue reconocida casi inmediatamente como una obra maestra y singular.

Público: Una de las críticas que ha recibido Rayuela siempre ha sido la aparente pedantería del autor. Lo que me gustaría que explicaran es qué sentido tiene en la novela tantos datos culturales que a veces parece que te alejan un poco de la novela. Si no tienes una guía que te lo vaya explicando hay muchísimas cosas que te pierdes o que no puedes entender. ¿Qué significado tienen tantos datos?

Francisco Porrúa: Ése es el libro, además es un libro argentino, es un libro cosmopolita.

Mario Muchnik: Como dice Abel Posse en el artículo del que os leí alguna cosa esta mañana, que lo llama un “Ulises para teenagers”. ¿Qué te parece?

Francisco Porrúa: No está mal, no está mal.

Mario Muchnik: Pero, efectivamente, y en serio, hay una pregunta honestamente hecha y yo creo que algo se debería de decir, ¿cómo es que Cortázar tiene en esta novela tanta necesidad de hacer referencias culturales?

Francisco Porrúa: Es simplemente porque él vive esas referencias culturales. Últimamente he leído algo parecido con respecto a las obras de este escritor español, Vila Matas, que abundan en referencias culturales. Pero eso es él, eso es el libro, el libro es la vida qué el tiene, que está llena de referencias, y evidentemente Julio era un hombre muy culto, muy interesado en todas las artes, sabía mucho de música, de pintura y, naturalmente, eso aparece en los libros de él. En algunos casos, como en Los premios, es notable que los pobres ciudadanos de Buenos Aires que suben a ese barco empiecen a discutir de Schoenberg y de Mallarmé, pero es el mundo de Julio.

Mario Muchnik: Pero si es lo típico, es lo típico, si ahí se lo reconoce como tal.

Jean Andreu: Es muy porteño.

Francisco Porrúa: Porteño.

Mario Muchnik: Sí. No sé si está satisfecho nuestro amigo, pero es que el mundo que se presenta en Rayuela es ése.

Francisco Porrúa: Sí, totalmente de acuerdo.

Jean Andreu: Además pienso que en esta especie de dispersión cultural, porque Rayuela es eso también, las referencias tienen que ver también con escapar a ciertos nacionalismos culturales, es decir que en Rayuela se reúnen toda clase de referencias, incluso toda clase de idiomas. Esto puede ser un indicio interesante, como apertura, no diré tanto como apertura mundial, pero como una gran apertura cultural para el lector. Bueno, es cierto que cuando uno lee Rayuela, yo recuerdo muy bien que hay una pequeña cantidad de referencias que no conocía para nada, que cita Julio Cortázar y que yo no sabía ni qué era, esta gente, estos libros... Bueno, uno se informa...

Mario Muchnik: Bueno, pero uno se informa si uno tiene una especie de Sherlock Holmes. Lo que pasa es que si uno lee un clásico también se va encontrar con cosas que, claro, están los profesionales que tienen que resolver, frase a frase, palabra a palabra, todos los problemas que plantea un clásico, pero un lector puede también usar su intuición y si no tiene el acceso directo a una referencia o, digamos, no tiene la solución de ese enigma que se plantea, pequeño enigma de vez en cuando, tampoco es grave. Se puede leer Rayuela perfectamente sin tener la cultura de Julio Cortázar, faltaría más, entonces nadie leería.

Francisco Porrúa: Pero mirá yo diría que esto es una característica de la Argentina, de Argentina y de los países latinoamericanos en general, son esos países que, como todos los países latinoamericanos, tienen cien, doscientos años de vida, doscientos años de cultura y naturalmente esa cultura es escasa y naturalmente la escasez de la cultura hace que se incorpore la cultura universal. Es decir, el lector argentino medio que yo recuerdo es un lector que conoce todas las literaturas, que lee literatura italiana, literatura inglesa, rusa, francesa, norteamericana, casi siempre en sus idiomas originales, y eso es la consecuencia de la necesidad de tener que inventarse un pasado cultural. Ese pasado cultural es un pasado universal. Y entonces naturalmente en Rayuela aparecen todas las culturas, incluso la cultura oriental y eso es realmente la cabeza de un porteño inteligente, evidentemente es así.

Mario Muchnik: Y no es sólo en Rayuela, te lo vas a encontrar en muchas otras obras y en particular en Julio, te lo vas a encontrar, como hablamos esta mañana, en El examen, donde hay una serie de referencias culturales, como decíamos “la hoja en la tormenta” ¿qué es la hoja en la tormenta?

Nieves Vázquez: Yo creo que también la incorporación de todos esos elementos culturales sirven a una idea, yo creo que Julio Cortázar huye de ese lector que está queriendo saber cómo acaba la historia, queriendo seguir una acción simplemente al modo tradicional, decimonónico, que encontró a la Maga, que si se relaciona con la Maga, que si esto o lo otro, cómo es el final de esa historia, huye de esa forma tradicional fácil e incorpora todos los elementos que hacen sorprender al lector, distorsionar ese discurso tradicional, fragmentando el discurso e incorporando elementos que entorpecen esa lectura fácil. Yo creo que huir de la acción por la acción que estaba ya en los relatos e incorporar otros elementos que se alejan de la acción hacia lo que es el individuo, explica también las referencias culturales, como un mecanismo de experimentación, no solamente porque los argentinos son así, sino que era una voluntad de romper el discurso del cuento donde uno lo que busca es que las cosas ocurran y cómo termina la historia de amor.

Mario Muchnik: Efectivamente.

Público: Quería retomar lo que han dicho antes sobre la vigencia o no, la actualidad de Rayuela más allá de todo lo que han dicho del éxito de ventas. El profesor Andreu ha dicho que la consideraba como una novela profética en un sentido, era como una intuición, yo, humildemente le digo que me apego a ese comentario, que le doy la razón y quería añadir algo para lo cual usted que desde luego tiene una experiencia de lectura, o cualquiera de los otros dos señores desde el plano de la edición, mucho más prolongada que la mía. Pero a mí me parece que sí, que es una novela profética y que podemos encontrar ya ciertos ejemplos. En el documental que se ha proyectado de Cortázar de “A fondo”, él decía que no la consideraba una antinovela, como la crítica la llamaba, sí que iba contra la idea tradicional o de su propia actualidad de la novela, es decir, cambiar el concepto de novela desde el momento en que trataba de cambiar la actitud del lector, provocar una implicación mucho más fuerte. Bien, estamos en el año sesenta y tres, cuarenta y un años después nos encontramos con la proliferación de micro-relatos, la micro-ficción (se está llenado todo de congresos sobre el tema), y hay un tipo de novelas muy extensas, que ahora citaré, que a mí me plantean el problema de si se trata de grandes novelas fragmentadas, de las cuales perdemos el sentido, o si se trata, visto a la inversa, de la proliferación de micro-relatos, y todo eso yo creo que parte de Rayuela. Ese tipo de concepción la encontramos por ejemplo en La velocidad de las cosas de Rodrigo Fresán, argentino, en cierta parte de la literatura de Vila Matas, en el último Bolaño, quizá, y en todos los escritores de micro-ficción, empezando por jóvenes como Andrés Newman, hispano-argentino que escribe desde Granada. No sé si saben que Seix-Barral está tratando de levantar a un grupo de escritores sudamericanos del rango del los treinta y poco a los cuarenta y pocos años, que une también a varios escritores del continente, Volpi, Fresán, Gonzalo Garcés, cuyo mentor sería Bolaño). Y para mí, en cuanto a la vigencia, más allá del tratamiento de la fragmentación, como en el contenido de las grandes cuestiones del hombre, también esa fragmentación como definitoria de la forma de la novela actual. Estoy hablando de novelas, por ejemplo, en el caso de La velocidad de las cosas, que son también quinientas páginas, y que nos dejan siempre con la misma sensación de algo no terminado, es una narración prolongada, pero no lineal, todo lo contrario, que deja esa especie de ebriedad serena, o de satisfacción, de saber que hay algo ahí, pero que no se nos muestra del todo. Y que supongo que habría que remitirnos a uno de los maestros tanto de Cortázar como de todos los posteriores, que es Borges, cuando decía aquello de que el arte es la inminencia de una revelación que no se produce. Yo creo encontrar reflejos claros, al menos en cuanto a la forma, en este tipo de novelas, de lo que puedo estar yo familiarizado con la última novela hispanoamericana de finales del siglo XX. Y en cuanto a la proliferación de datos, que es un signo de la posmodernidad, pero no sólo las referencias culturales, sino la mezcla también de géneros, que en principio al lector de ahora le desconcierta, porque no podemos abarcarlo todo, pero supongo que también será significativo cuando dentro de unos años, y haya más perspectiva, disciplinas como la Historia de la Cultura vengan a estas obras y puedan utilizar todos estos datos para interpretar lo que ha sido este fin de siglo. Porque si convenimos con la idea de que todos los fines de siglo se parecen, o al menos, los dos últimos, supongo que una de las cuestiones será en cuanto a la dificultad que nos plantean estas novelas, y esto es una pregunta que les lanzo: esta dificultad buscada, deliberada, que quizá ni el propio autor pueda resolver en algunos de los caminos que abre, ¿no se parece en algo a esa actitud exclusivista y de exigencia de perfección al lector que había en el modernismo del fin de siglo anterior como una forma de afirmación?

Mario Muchnik: Yo creo que no. Yo creo que Julio no puso nada que no fuera deliberado.

Francisco Porrúa: Sí, sí, ante todo.
Mario Muchnik: Eso es evidente. Ahora, no puso nada por imitación, es decir, él no tenía un precedente, estos chicos sí tienen un precedente, y si ponen cosas deliberadamente, es deliberadamente imitatoriamente.

Público: No pregunto por los detalles que incluye sino por la actitud que provoca la inclusión de esos detalles.

Mario Muchnik: Pero yo creo que en Julio hay este aspecto que decíamos hace un momento de juego, a vida o muerte, pero juego, la actitud juguetona de Julio. Yo creo que cuando Julio cita a Kierkegaard es juguetón, hay una ironía en Julio, no es una simple referencia cultural, porque entonces sería ilegible Rayuela, todo Julio sería ilegible. Es decir, la gracia de Julio está en que él no pretende que tú sepas en virtud de qué cita a fulanito o menganito, eso déjalo para los eruditos, porque seguramente hay una razón. Ahora, yo debo confesarte que no he leído a Fresán, más que algún artículo, no he leído a Bolaño, ni siquiera un artículo, es decir, conozco muy mal esa generación de los treintañeros como dices tú, que indudablemente supongo que tiene interés porque la gente habla, lee, compra, etc., pero, así como tú lo planteas, me da la impresión de que estás diciendo que si hay una relación entre esto y el trabajo que hizo Julio Cortázar en esa misma dirección, de referentes culturales, o a lo mejor no entendí bien la pregunta.

Público: En cuanto a la forma, me refiero, Rayuela tiene una forma única dentro del boom, pero que ahora se está multiplicando.

Mario Muchnik: Sí es posible, yo creo que Cortázar hasta ahora, en todo caso, no había hecho escuela. Yo creo que Julio no hizo escuela.

Francisco Porrúa: Bueno, hay una cosa común entre todos estos nuevos escritores, hay algo en común, pero que no viene de Cortázar, viene de la naturaleza misma de las lenguas latinoamericanas del Sur, que es la oralidad, la tendencia a una prosa conversada, una prosa natural, que es un poco ajena a la tradición española, que ha preferido casi siempre cierto barroquismo, la profusa combinación de adjetivos y adverbios. Yo lo que veo de común entre Fresán y Bolaño, estos escritores que acaban de citarse, es eso, es la visión latinoamericana del lenguaje, que es una visión no de tipo libresco, sino que nace de la conversación y de la experiencia cotidiana. Eso tiene relación con Julio porque Julio también tenía esa prosa, es una prosa musical y que al mismo tiempo parece conversada, pero nada más, no creo que haya absolutamente ninguna relación de influencia.

Mario Muchnik: Pero él se refería a la cosa formal, esto de la fragmentación en micro-relatos concretamente, o sea, la construcción de una novela de quinientas páginas mediante la suma de una cantidad de micro-relatos, a lo mejor cada uno de una página y si eso le debe algo a Julio.

Francisco Porrúa: Sí, es posible en ese sentido.

Mario Muchnik: Es posible, pero no me atrevería a afirmarlo.

Nieves Vázquez: Pero sí podríamos recordar que la forma de micro-relato y la abundacia del micro-relato actual, muchas veces se olvida que el micro-relato está en Historias de cronopios y de famas.

Mario Muchnik: Historia de cronopios y de famas, ése es tu coto privado de caza.

Francisco Porrúa: De cronopios y de famas, de famas, Julio insistía mucho en esa preposición segunda, porque si no es otra cosa, Historia de cronopios y famas equivaldría a decir que hay cierta convivencia entre cronopios y famas.

Nieves Vázquez: Alguna otra pregunta.

Público: Sobre la vigencia de Rayuela y sobre la cantidad de información, a mí me parece que sigue vigente, de una actualidad y de una realidad pasmosa; y sobre la cantidad de información, es de una persona rica en cultura, rica en vida y que en algún momento tiene que echarlo fuera. Es una contranovela, que va contra la novela tradicional porque la novela tradicional te cuenta algo de una manera mucho más sencilla; los personajes están hablando y te describe luego algo, pero en esta obra es lo que nos está pasando constantemente, o sea, yo estoy hablando ahora y al mismo tiempo os estoy viendo a vosotros y al mismo tiempo puedo escuchar un teléfono, pero es que además estoy viendo allí la foto de Julio Cortázar, al mismo tiempo puedo oír una música y a lo mejor cae un trozo de periódico por aquí, un papel, y yo lo leo; o sea, lo que está expresando es la cantidad de observación de que una persona es capaz y al mismo tiempo las cosas que le van ocurriendo. Julio Cortázar creo que ha sido la única persona capaz de decidirse a contar las cosas, con la cultura que poseía, de la manera en que se están viviendo.

Público: Yo quería hacer una pregunta tanto a la mesa como a cualquiera de los aquí presentes referentes al comienzo de la novela. Hay dos citas que no acabo de comprender muy bien qué función pueden tener dentro de la estructura de la novela. Después del Tablero de Dirección hay un pequeño texto que dice “Escrita en toscano por el abad Martini, con las citas al pie: Traducida al castellano por un clérigo seglar de la congregación de San Cayetano de esta corte“. En fin, y sigue. Y a continuación otra de un tal César Bruto, lo que me gustaría ser a mí si no fuera lo que soy (capítulo: Perro de San Bernaldo). A lo mejor esto que estoy preguntando es una tontería, pero yo he leído dos veces el libro, varios estudios sobre la obra y no acabo de ver qué función tienen estos textos en la obra. Y también una pequeña reflexión que, a pesar de todos los que estamos aquí creo que nos está costando un poco entrar en Rayuela, está resultando un poco impermeable la obra y no sé por qué, supongo que porque será que, como dice Cortázar, en el documental que hemos visto de “A fondo”, citando un verso de Lorca, de Poeta en Nueva York: “Soy como un pulso herido que ronda las cosas del otro lado”, y quizá nosotros estamos demasiado ubicados en este lado y por eso nos cuesta tanto trabajo hablar de esta obra.

Mario Muchnik: César Bruto, ¿tú sabes quién es Cesar Bruto? Famoso pensador porteño, tenía una columna que se llamaba “miO pinióN”, claro, miO con la o mayúscula, claro. Julio sacó mucho de César Bruto porque cuando él de pronto quiere realzar irónicamente un concepto le pone la mayúscula al final o le agrega una hache en algún lugar para reírse. César Bruto era un personaje muy importante en la cultura porteña de aquellos años, iba acompañado de un dibujante muchas veces que se llamaba Oski y que era la versión porteña de Saul Steinberg, en mi opinión, en miO pinióN. La otra cita no la recuerdo ahora, yo no recordaba esa cita, a ver si Paco nos puede aclarar algo, la de César Bruto, sí.

Público: Lo que yo quería decir, siguiendo en la línea del último que ha intervenido, sobre el posible temor de que no estamos entrando en donde queremos entrar, que es en la propia novela, a lo mejor es que hablando como estamos hablando de citas pedantes o de dificultad deliberada, etc., quizás con eso le estamos haciendo un flaco favor a la obra en sí. Yo, como lector aficionado, no especialista, no lingüista ni profesor de lengua ni nada, si yo quisiera convencer a otra persona para que leyera el libro le diría que es un libro que en realidad nos habla de cosas sencillas, de lo que le apasiona a una persona determinada que en este caso sería el protagonista de la obra, el tal Horacio. Y dos cuestiones concretas. La cuestión de las citas, que se cree que pueden ser pedantes, etc., yo pienso que no es así, porque de lo que se trata es de la vida cotidiana de los personajes del libro, que de pronto diga que tiene el bidé lleno de discos porque no le caben más en la casa o que vienen de escuchar un cuarteto de Haydn, porque no solamente hay jazz en el libro, también hay muchas otras cosas, es que eso es el pan de cada día de los personajes. Yo estoy un poco harto de que, no sólo en Rayuela, sino en cualquier otro libro o película, cada vez que se hacen referencias culturales siempre, o se toman por el lado pedante o se toman como diciendo: “¡Uy!, yo esto no lo sé, voy a coger la enciclopedia o yo esto no lo voy a entender”. No, creo que por parte de Cortázar nunca hubo la intención, como ya habéis dicho por la cuestión de la humildad y demás, de mostrarse como alguien de mucha cultura, sino todo lo contrario; él tenía una serie de cosas que le gustaban y quería mostrarla a los demás, y tanto es así que pienso que nunca un libro con tantas referencias culturales ha sido menos erudito, porque Rayuela no es un libro de erudición, sino es un libro de mucho contenido cultural. Pero así como otras personas dedican su tiempo libre a hacer otras cosas que podéis imaginar, pues él se dedicaba a leer y a escuchar música. Eso por un lado, es la primera parte de la intervención mía, y la segunda, en relación con la dificultad deliberada, yo pienso que Rayuela está lleno de frases sencillas que, o bien las hemos dicho todos alguna vez, o bien, como es un libro tan vigente en verdad, pues son frases que están metidas en todos nosotros, y me gustaría citar dos o tres. Por ejemplo, ese paraguas del que dice: “Pensando que un paraguas encontrado en una plaza debía morir dignamente en un parque”, es de una sencillez melancólica muy adolescente, ahí no hay segundo mensaje, o cuando dice: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”, ahí hay un romanticismo incluso ingenuo. Quizá por ese camino podríamos entrar un poco en el libro, porque yo no quisiera irme de aquí con la sensación de no haber aprendido nada, yo quisiera que esto se pareciera a una charla de amigos, a los que les gusta en este caso un libro, donde cada uno expresa su impresión o emoción al leerlo y quizá por ese camino podríamos llegar a hablar del libro realmente porque hasta ahora, estoy de acuerdo contigo, en que del libro no hemos hablado, hemos hablado de la génesis, de las circunstancias que lo rodearon, de las posibles influencias literarias posteriores, bueno éste es quizá mi estado de ánimo ante lo que estamos hablando. Gracias.

Nieves Vázquez: ¿Quién quiere hablar del libro? Bueno, yo creo que del libro se ha hablado, pero también creo que nos estáis pidiendo -bueno no a mí, porque yo no soy teóricamente la que interviene-, pero estáis exigiendo respuestas y no preguntas. Es que yo creo que Rayuela es un gran pregunta sin respuesta. Podríamos hablar de los temas del libro. Francisco Porrúa resumió lo que para él significaba el libro que era el tablón en el vacío existencial. Si queréis podemos seguir dándole vueltas al ovillo, la mesa ha resultado así, pero en vuestras manos está también que sigamos hablando de más cosas del libro. Pero es esa búsqueda, es esa necesidad de respuestas que yo creo que Julio Cortázar no podía dar y yo creo que es eso, es esa imposibilidad de responder. Queremos una explicación racionalista, positivista, queremos apartados, el tema A, el lado de allá, el tema B, el lado de acá, el lado de allá, las morellianas, el kibbutz del deseo, bueno esto ha sido así.

Público (Armorius): Vamos a ver, contestando desde la posición también de un lector que además no soy filólogo y puedo dar una opinión muy alejada de lo que es un estudio erudito y demás, pero muy sensible, y contestando a la pregunta que se ha hecho sobre esas dos primeras citas. Yo en primer lugar creo que Rayuela es un texto muy irónico, muy cómico, si no nos damos cuenta de que hay muchísima ironía, muchísima broma, muchísimo humor, nos estamos perdiendo más de la mitad. Hay muchas citas en Rayuela a las que creo que no hay que buscarles más explicación que ese puñetazo que nos dan en la cara y esa sorpresa que nos produce, y quizá esas dos primeras citas ya nos ponen un poco en guardia de lo que nos vamos a encontrar. Luego, con respecto al tema de si Rayuela sigue vigente, para mí por supuesto que sigue vigente, pero sigue vigente por dos cosas: una se ha dicho ya aquí, y es porque Rayuela abre una puerta que luego nadie se atreve a continuar, quizás por su perfección, es decir Rayuela es un ramalazo de luz y yo muchas veces me he planteado como lector cómo después de Rayuela se puede seguir escribiendo verdaderos bodrios y cosas que parecen hechas con máquinas de churros. Por qué algunos escritores no tienen la decencia o la humildad de reconocer que hay puertas abiertas que son puertas cerradas, donde uno si no tiene una talla como escritor no debería de intentar entrar, y ganarse la vida de otra manera. En ese sentido Rayuela está vigente, pero pienso que Rayuela también está vigente porque Rayuela es un libro sensible y trata de problemas del hombre y como tal se ha convertido en un clásico muy pronto y un clásico para gente que ha sufrido una búsqueda en su vida. ¿Por qué Rayuela tiene esa cantidad de citas? Porque refleja un tipo de vida, refleja a unos personajes, refleja a unos personajes que se buscan en toda esa cultura; pero cuidado, también las tiene por contraste. Es decir, fijaros que los personajes felices de Rayuela no son esos personajes supuestamente recreados por esa cultura, por ese conocimiento. Hay una parte preciosa en la que la Maga, que no se entera de nada, Oliveira reconoce: Mira, esta mujer no se entera de nada, siempre está al margen, hay que explicárselo todo, pero es la que ve la hoja seca, es la que ve el detalle feliz. Y ella le dice a Oliveira: Tú siempre estás mirándolo todo desde fuera, no te das cuenta de que esto es un cuadro del que todos formamos parte y tú no te quieres ver dentro de ese cuadro, andás ahí con tus historias, con tus parafernalias, párate, bájate al mundo y vive y sé feliz en esta vida, que es lo que tenemos. Yo creo que ese contraste no se puede crear si no es con la vitalidad de unos personajes, con la sencillez de unos personajes y con esa carga de citas, de intelectualidad de otros personajes, que buscan su felicidad sin encontrarla. Para mí Rayuela es, y sé que no voy a ser original, porque tomo el nombre de prestado, un verdadero cuaderno de bitácora de personas que necesitan una búsqueda permanente y que tienen que luchar por no enredarse entre hilos de colores y al final salen de ese laberinto.

Mario Muchnik: Querría acotar, después de esta intervención brillante, que es un coloquio totalmente cortazariano, en donde aquí hay una serie de eruditos que estamos todos diciendo cosas, hay un público que dice que no aprende nada y resulta que las lecciones vienen del público, o sea que yo me inclino ante un público tan brillante.

Francisco Porrúa: Yo creo que el público podría venir aquí y nosotros a escuchar, ¿por qué no?

Mario Muchnik: Una gran mesa redonda.

Francisco Porrúa: Con cuatro oyentes.

Mario Muchnik: Aurora quiere decir algo.

Aurora Bernárdez: Me ha gustado mucho lo que acaba de decir este chico, no sé si es el mismo que me habló hace unas horas. No sé. Bueno, un chico se acercó a mí y empezó por decirme: “Yo he pasado momentos muy malos hace un tiempo, conflictos muy graves en mi vida -un muchacho muy joven, veinte años o veintidós, qué sé yo, pero eso no quita que haya pasado por serios momentos- y leí Rayuela y me hizo muchísimo bien, quiero saber si Cortázar era como Oliveira”. Le contesté: “Oliveira es un personaje y por lo tanto la parte de imaginación es grande; en todo caso, Julio no terminó en una habitación rodeado de piolines sin saber cómo salir”. “¿Y qué es lo que quiere decir eso?”. “Que tiene que seguir buscando”. Ésa, creo, es la lección de Rayuela, una incitación a seguir buscando porque, como se ha dicho, no hay respuesta y la vida es eso, buscar respuestas para lo que no las tiene, por ahora al menos. La cultura, la erudición no son lo esencial, aunque sin esa cultura, sin esa erudición Rayuela no se hubiera escrito, ¿no les parece?

De "Volver a Cortázar". Libro que recoge las actas del Congreso "20 años sin Julio Cortázar", celebrado en la Universidad de Cádiz en marzo del año 2004. Coordinado por Nieves Vázquez y editado por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz. Cádiz, 2007.

1 comentario:

El Robespierre Español dijo...

Vaya un curro que se ha dado usted, amigo Armorius, para llevarnos estas interesantes reflexiones sobre 'Rayuela'. Aunque como Hitchcock no resiste usted la tentación de hacer un papelito en su propia obra. Gracias por sus esfuerzos.