Diccionario del Surrealismo – André Breton


El amor recíproco, el único que aquí podría interesarnos, es aquel que pone en juego la falta de costumbre en la práctica, la imaginación en la vulgaridad, la fe en la duda, la percepción del objeto interior en el objeto exterior.

El azar sería la forma de manifestación de la necesidad exterior que se abre un camino en el inconsciente humano.

Oh bocas, el hombre está en busca de un nuevo lenguaje, del cual el gramático de cualquier lengua no tendrá nada que decir (Apollinaire).

“Transformar el mundo”, dijo Marx; “cambiar la vida”, dijo Rimbaud: para nosotros estos dos santo y seña son solo uno.

La percepción y la representación deben considerarse como productos de disociación de una facultad única, original, de cuya imagen eidética da cuenta, y de la cual se encuentran huellas en el hombre primitivo y en el niño.

La pintura y la construcción surrealistas han permitido, alrededor de elementos subjetivos, la organización de percepciones de tendencia objetiva. Estas percepciones presentan un carácter trastornante, revolucionario, en el sentido de que apelan imperiosamente, en la realidad exterior, a algo que les conteste. Este algo será.

Todo lo que yo quiero, todo lo que pienso y siento, me inclina a una particular filosofía de la inmanencia según la cual la surrealidad estaría contenida en la realidad misma, y no sería superior ni exterior a ésta. Y recíprocamente, porque el continente sería también el contenido. Sería casi como un vaso comunicante entre el continente y el contenido.

En Editorial Losada. Barcelona, 2007.

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