Julián Ríos - Quijote e hijos

Rayuela le quitó el corsé a aquella señora un poco pesada que era nuestra novela y la obligó a hacer ejercicio. Los años no pasan en balde y ahora, cursi e ricorsi, parece que se lleva de nuevo el corsé, el discurso decimonónico que es el canónico para tantos fabricantes emprendedores del siglo XXI.

Por el humor se sabe dónde está el juego y comprobé más de una vez que el lector sin sentido del humor se quedaba enseguida fuera de juego, del hagan juego, en una novela cómica como Rayuela. Por el amor se sabe dónde está el fuego, todos los fuegos encendidos de amadores, que arden en Rayuela desde “esa ligera llama rosa” que podemos alcanzar con la lengua.

Mi test reactivo es Rayuela para tratar de saber con y de quién se trata, y ganar tiempo, porque en seguida el lector de principios echa de menos el final, un final fijo, resulta un libro algo excesivo, ¿no le parece?, momento perfecto para el final del juego y apresurar la despedida.

Me parece que una palabra clave de Rayuela es invención, así en cursiva en la novela, la invención de cada día, al clavar el dardo en el centro de la realidad cotidiana, y transformar cualquier cosa banal en lo nunca visto… La invención de Rayuela es doble: quitarle a lo extraordinario el extra y añadírselo a lo ordinario.

Julián Ríos. Quijote e hijos (Una genealogía literaria). Galaxia Gutemberg – Círculo de Lectores. Barcelona, 2008.

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