No faltará entonces quien afirme: “pues eso: esperanzas, famas, y cronopios”. Es posible, pienso entonces, y sigo mirando pasar a los vencejos.
Los de la primera categoría, dejen de seguir pensándose magas u horacios, ellos no son más que personas a medio hacer que Julio mató con su obra para seguir viviendo.
El resto, quizás encuentren material en este sitio que he armado con cuidado durante algún tiempo.
Veo cómo Osvaldo vuelve a cargar su espiral con víveres, y se dispone para su nuevo viaje, y yo creo que haré lo mismo. La mejor enseñanza de la vida quizás sea saber despedirse y seguir adelante, es la única que seguimos aprendiendo y perfeccionado siempre.