A Fredi Guthmann. Paris, 6 de junio de 1962

He pensado mucho en vos en estos últimos tiempos, porque mi próximo libro, que se llamará Rayuela y se publicará –if we are lucky– a fines de año, va a ser el libro donde me vas a encontrar a fondo, donde vos y yo hemos dialogado muchas veces sin que lo supieras. No es que seas un personaje de la obra, pero tu humor, tu enorme sensibilidad poética, y sobre todo tu sed metafísica, se refleja en la del personaje central. Por suerte no hay nada de autobiográfico en ese libro (salvo episodios de mis primeros dos años en París), pero en cambio he puesto todo lo que siento frente a este fracaso total que es el hombre de Occidente. Contrariamente a vos, el personaje central no cree que por los caminos del Oriente se pueda encontrar una salvación personal. Cree más bien (y en eso se parece a Rimbaud) que il faut changer la vie pero sin moverse de ésta. Entrevé esa vieja sospecha de que el cielo está en la tierra, pero es demasiado torpe, demasiado infeliz, demasiado nada para encontrar el pasaje. Todo eso se mezcla con episodios que van mostrando lo que le pasa en este mundo a un tipo que pretende ser consecuente con esas ideas.

1 comentario:

Richard Blaine dijo...

Ojala tuvieramos la suerte o a la capacidad de poder ver como veia Cortázar, tal vez, esa sensibilidad especial le hizo escribir de esa manera tan maravillosa.

Nunca he podido leer las cartas que él envio por aquella época. Es un placer saber como pensaba antes de publicar su gran libro! Disfruto con su blog querido amigo, (aunque ya se lo haya dicho debo decírselo otra vez :P)

Un saludo!