(…) Después de Ulises, hay que decirlo, los novelistas quedan atónitos. (…) Se han publicado muchas novelas después de Ulises. Pero la novela después de Ulises sufre de un complejo de Ulises. (…) El hombre es el mismo, evidentemente, pero está rodeado de fuerzas, de técnicas, de medios de acción, de comunicación, que se valen de un lenguaje que lo supera. Y este lenguaje, que supera al hombre de cada día, supera también al novelista.
(…) Éste no es el mundo de Balzac; éste no es el mundo de Zola; éste no es el mundo de Proust, ni aun el de Joyce. Ellos eran señores de sus mundos. Nosotros, los novelistas de 1967, estamos retrasados con respecto a un mundo que es en realidad el mundo actual. De esta verdad puede deducirse una hipótesis sobre la decadencia de la novela. En efecto, si la novela deja de alcanzar a su época, si no puede ya traducirla, expresarla, fijarla, ¿cuál es el destino de la novela?
Conferencia dada en los Rencontres Internationales de Ginebra, 1967. En “Alejo Carpentier. La novela latinoamericana en vísperas de un nuevo siglo y otros ensayos. Siglo XXI, México, 1981”.
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