Una novela de símbolos

No se han subrayado las páginas decisivamente excepcionales de Rayuela del descenso de Oliveira a la heladera de los muertos, que señalan una nueva marca en la novelística americana. Los símbolos están encontrados con una terrible precisión. El viejo, cuya locura consiste en acariciar una paloma, ha ascendido de las profundidades –el sótano de la clínica en cuyo refrigerio se guardan los muertos-. Reaparece Oliveira tomando a Talita por La Maga, evocando la rayuela, temblando de miedo por el pasillo. Así, como estaba convencido ya de sufrir la terrible condena, ahora en la heladera infernal, precisa que no hay ninguna Eurídice que rescatar. Se tomará una cerveza. Del club de la serpiente a un circo, del circo a una casa de enajenación, de allí al sitio donde un loco con una paloma conversa con una muerta. Oliveira ha descendido a los infiernos…

J. Lezama Lima, “Cortázar y el comienzo de la otra novela”. Casa de las Américas, núm. 49, julio-agosto, 1968.

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